Mejorar la seguridad en las ciudades de una manera inteligente es uno de los desafíos a los que se enfrentan tanto el sector público como privado. Desde la administración son cada vez más comunes los planes de digitalización y puesta en marcha de dispositivos. Su objetivo es crear ciudades inteligentes al gestionar de manera inteligente la información que generan y la de sus habitantes.
Aunque parezca una idea futurista, implantar sistemas que almacenan los comportamientos de los ciudadanos y otros propios de las urbes como temperatura, calidad del aire, niveles de agua, etc.
Es posible gracias a sistemas de seguridad inteligentes que emplean la Inteligencia Artificial. Estos procesan y combinan los datos para obtener conclusiones relevantes para la mejora de la calidad de vida en las ciudades.
Algunas de estas funciones es la de detectar comportamientos sospechosos a partir de los datos que capten del movimiento de objetos, personas o vehículos, que estarán encriptados para garantizar la privacidad.
Esta herramienta facilita labores de la Policía Local, que podrá cruzar grandes cantidades de datos y, de esta manera, agilizar rastreos y posteriores identificaciones.
Estas búsquedas inteligentes ofrecen la posibilidad de analizar en muy poco tiempo una gran cantidad de información y detectar vehículos o personas a partir de datos como la marca y el color de los coches, así como el tipo de ropa o el género de las personas.
Sin embargo, no permiten la identificación de personas, tal y como establece la normativa sobre protección de datos, por lo que su visionado está restringido y sometido a controles de seguridad. Al igual que cualquier cámara colocada en la vía pública dependerá de la delegación del Gobierno.
Monitorear la calidad del aire, el agua y el suelo, es una necesidad de las ciudades modernas. A través de los sistemas de medición de la calidad del aire, podemos acceder a datos y alertas en tiempo real.
Los sensores distribuidos de manera estratégica en diferentes puntos de las ciudad, se convierten en los aliados perfectos.
Con un monitoreo ambiental efectivo, se podrá hacer seguimiento a las partículas contaminantes del aire, rastrear las condiciones del clima, medición de la temperatura y análisis de la calidad del agua y el suelo. Con toda esa información se pueden tomar decisiones fundamentadas como regulación del tráfico, restricciones de movilidad, etc.
Entre las principales ventajas de una Smart City podemos destacar:
Con el objetivo de mejorar la eficacia y eficiencia de los servicios públicos a través de las TIC, el Plan Nacional de Ciudades inteligentes pretende avanzar en la mejora de la calidad de vida de las personas con el ahorro en recursos energéticos y medioambientales.
Haciendo uso de las nuevas tecnologías, los datos permiten a las cuidades gestionarse de forma más eficiente y mejorar la calidad de vida de las personas.
En España, se estima que hay entorno a 60 ciudades inteligentes, las cuales ya trabajan en la gestión eficiente de energía, la reducción de emisiones del CO2, el consumo inteligente de agua o el tratamiento sostenible de residuos.
Así como la movilidad urbana, la cual avanza hacia la optimización del tráfico con semáforos que responden en tiempo real, o aplicaciones que facilitan el aparcamiento.